¨CAPÍTULO 1¨
(1980)
MUERTE DE SEFAS
Un día de enero, antes de salir el sol, en seis ciudades distintas, un hombre a quien no se
le mira el rostro, vestido con túnica de color turquesa, su escudo en la espalda es una ave
Fénix con una letra zeta en color rojo y un tatuaje en la mano derecha de la misma ave. Toca
las puertas, entrega seis cartas a seis varones que tienen 91 años cada uno, aunque solo
representan 23. Estos personajes son: Johan, Arturo, Bruno, Casio, Dylan y Asaf.
Las cartas, con el sello de una ave Fénix y una letra zeta en color rojo, dicen: ¨Ya es mi
tiempo, las cosas están donde deben. Con amor; Sefas¨.
Estos hombres con caras afligidas, pero serenos a la vez, ante la inminente partida de aquel
que les ha avisado de su destino, siendo de oficios panaderos, zapateros, carpinteros,
herreros, artesanos, albañiles y mineros, se apresuran y van cerrando algunos sus casas y
otros sus negocios.
Al mismo tiempo, Sefas de 91 años que aparenta 23, con túnica de color blanca, su escudo en
la espalda es una ave Fénix con una letra zeta en color rojo, toma dos pequeños pergaminos,
uno más chico que el otro, se quita de su cuello una cadena plateada que sujeta una hermosa
llave plana de diamante de 10 centímetros de tamaño de color blanquiazul claro muy luminosa,
la cual, tiene grabada en un costado, una ave fénix con una letra zeta y del otro lado en
chino antiguo: 鳳凰萊達, que significa: Ave Fénix Zoraida; todo, lo coloca dentro de un pequeño
cofre antiguo de oro puro, con incrustaciones de diferentes tipos de cuarzo, con símbolos
sumerios, mayas, aztecas, egipcios, chinos, atlantes, el alfa y omega, el yin yang,
infinito, y también, otra ave fénix en relieve de color rojo con una letra zeta; dicho
cofre, se cierra mágica y herméticamente sin tener cerradura alguna a la hora de depositar
pergaminos y llave. Después de esto, Sefas, hace una oración de rodillas al borde de su cama
y termina por recostarse en ella boca arriba.
Estos varones, vienen de lugares distintos y se congregan cada dos años en la casa donde
vivió Sefas, ubicada en una pequeña aldea llamada: ¨Cerro del Gallo¨, cerca de la ciudad de
Guanajuato, son un grupo de hombres sabios y buenos, que se conectan a través de la oración
y meditación, para canalizar su energía a un solo compañero, y éste, se vuelva más poderoso,
para ser el guardián principal de la llave y acceso a Shambala la 5ª dimensión, que otra
¨Gran Orden Superior¨ les ha encomendado; la cual, se ha pasado de generación en generación
desde la creación del hombre. Su noble intención, es la de ayudar de una manera espiritual a
quienes lo necesitan. Esta ¨Gran Orden de los Ave Fénix Z¨, también son conocidos como: La
Legión de los A.F.Z. (aefezeta).
Desde la tarde-noche en Cerro del Gallo, dentro de una casa de estilo colonial, Sadot, de 23
años, quien habita este hogar, recibe de manera cortés y serena a los legionarios. Le da la
bienvenida a cada uno conforme van llegando, mencionando sus nombres
respectivamente.
Ya estando todos reunidos en el salón, Bruno, el legionario que reside en San Miguel de
Allende muy cerca de donde habitó Sefas, emerge de una habitación contigua. Este varón calza
unas cómodas y sencillas sandalias, viste una elegante túnica negra, su escudo en la espalda
es una ave Fénix con una letra zeta en color rojo. Ingresa al donde están todos los
legionarios, es un lugar que denota claramente por los signos en los cuadros, velas y
ambiente que, es el salón de reunión donde llevan a cabo sus concilios y transmiten sus
conocimientos a los discípulos. Les da la bienvenida a sus hermanos, quienes, vestidos de
igual manera, son los maestros de ¨La Orden de los A.F.Z.¨. Estos, estando sentados, se
incorporan al momento en que Bruno habla.
BRUNO: ¡Queridos hermanos, sean bienvenidos!, en un instante, Sadot, Manuel, Xalé, Caya y
Chía, traerán el cuerpo embalsamado de nuestro amado hermano.
Vestidos igual que los legionarios, solo que sus túnicas son color turquesa. Sadot, Manuel,
Caya y Chía, todos de 23 años, con Xalé de 46, a quien nunca se le ve el rostro, únicamente
un tatuaje en su mano derecha, llevan el cuerpo inerte de Sefas, que postran en un altar,
éste, en la superficie y costados, tiene símbolos iguales a los del cofre.
Después de esto, los que están vestidos de color turquesa, salen del salón, excepto Sadot,
quien es mirado con ojos de amor por Caya, que exhala un suspiro por él.
CHÍA: (Observando los hechos) Caya, tantos años enamorada, ¿y él no lo sabe? Anda,
díselo.
CAYA: Es que siempre se la pasa estudiando, tal parece que yo no existo para él, porque
nunca me mira.
Cierran la puerta ellas mismas.
BRUNO: Hermanos, sentémonos, cerremos los ojos y pongamos las manos en posición de
amor.
Los legionarios inmediatamente se sientan, cierran los ojos y ponen la mano derecha como
sosteniendo su corazón.
TODOS: (Mantra) Zzzzooooiiiiiiiiiiiiii.
Al terminar de entonar un pequeño mantra, seis luces muy bellas de color blanquiazul,
emergen del pecho de Sefas y se incrustan en el corazón de cada legionario.
JOHAN: Maestro y hermano, tu tiempo en este lugar ha terminado, gracias por compartir tu
gran apoyo, humildad y sabiduría en esta misión encomendada especialmente para ti, sabemos que en su momento nos reuniremos todos en Sach Khand, nuestra verdadera morada.
Se acercan Arturo, Casio y Asaf al cuerpo.
ARTURO: Pensar que tiene 91 y se ve de 23.
CASIO: Era el más viejo de todos, ahora tú, mi querido hermano Arturo, tiene ese
honor.
ARTURO: ¿¡Qué!?, ¡si todos tenemos la misma edad!
ASAF: ¡No!, ¡yo soy dos horas más joven que todos!
Se ríen Casio y Asaf, mientras Arturo pone cara de enojo.
Dylan los voltea a ver como regañándolos, y estos hacen como si no hubieran hecho o dicho nada.
Al siguiente día en la mañana, por las calles de la ciudad de Guanajuato, curiosos miran el
cortejo y a los maestros junto con los discípulos de civil, quienes, con su juventud y
porte, llaman la atención.
Ya en el panteón, a medio día, los legionarios levantan en hombros el féretro para
depositarlo en un nicho, amigos y familiares van poniendo flores.
DYLAN: (A los maestros en voz baja) Queridos hermanos, hoy mismo iniciaremos a nuestro
hermano Sadot.
Todos asientan con la cabeza y se notan emocionados sin perder la elegancia y
sencillez.
Manuel declama un poema. En su cénit, atraviesa una ave Fénix que cruza los cielos. Solo
pueden verla los de La Orden de los A.F.Z.
MANUEL: ESTE CÁNTICO BENDITO,
BROTA DE LOS SENTIMIENTOS
EN LOS PRECISOS MOMENTOS,
POR EL SILENCIO INAUDITO
DE TU SEMBLANTE MARCHITO…
LLORAMOS POR ESTE DUELO,
¡OH *SEFAS!, CON DESVELO
POR LA ANGUSTIA DE TU AUSENCIA;
PERO QUEDA TU PRESENCIA,
DE AMOR, CARIÑO Y CONSUELO.
(Manuel Contreras González *CRISTINA)